PASEO A VILCHES POR PAMELA CANOVAS
SALIDA 17 DE JULIO DE 2006
Esto de los paseos se convierte cada vez más en un vicio.
Debo reconocer que hasta por minutos se me olvida eso del turismo gastronómico y sólo pienso en el botellón de agua y seguir pedaleando. Hasta comienzo a perderle el miedo a las subidas (descubrí que cuando viene una cuesta, no hay que mirar más allá de un metro de la rueda delantera, así no te das cuenta de cuánto falta para terminar, me pasa que si miro… veo lo mucho que falta y me muero de ganas de lanzarme a tierra…)
Una vez más repetimos la ruta a Vilches, esta vez en versión sólo matinal y en plan búsqueda de nieve; por lo tanto, no estaba contemplado llegar hasta Talca en bicicleta, ganas, entusiasmo y energía no faltaban, sólo escaseó el “tiempo” (bien muy preciado entre la gente tan importante como lo son los miembros del Movimiento de Ciclistas Urbanos de Talca)
Los más fanáticos -como de costumbre- llegaron antes y subieron en bicicleta, nosotros los alentamos desde el bus, que esta vez venía repleto de gente, por tanto, nuestras queridas bicicletas no gozaron de un puesto privilegiado dentro de la micro y debieron irse en el techo, así sin nada afirmándolas, sufrios todo el camino pensando en que tal vez llegábamos con un par menos. No pasó nada, bien.
El chofer y el dueño del bus ya nos conocían de la vez anterior, e incluso manifestaron “su preocupación por los frenos de la bicicleta de Rossana” y nos preguntaron si ya estaban reparados (recuerden que cuando subimos el 21 de mayo, los frenos de Rossana se fueron cayendo por trozos) en fin… “para mojar un poco la camiseta” decidimos pasar la barrera de la CONAF y pedalear un poco mientras esperábamos a los más madrugadores que venían subiendo.
Estuvo bueno el mini paseo, la inmensa cuesta que nos esperaba logró fundirnos en menos de la mitad y la instancia sirvió para sacar un gran stock de fotografías y bueno también nos hizo comenzar a pensar en la paila de huevos que nos esperaba “donde TOÑO”… Sí sí, ya sé que no era Toño, lo siento ¡!, siempre ando cambiando los nombres. Resultó que “Don Tito” no tenía gallinas, por lo tanto, tampoco huevos y bueno tampoco era sordo como yo pensé (je- je).
Es necesario avisar para que nos esperen en grande. El café estuvo tan bueno como la vez anterior, claro que los sandwich anduvieron “guateando”, pero para la próxima llevamos una gallina ponedora o una palta bajo la manga.
La bajada, como siempre: espectacular ¡!!
Ahora podíamos apreciar los cerros nevados, el olor a aromo, eucaliptos, pino y el río con más agua que de costumbre. Lindooo… impagable la sensación del viento golpeándote en la cara y el verde que pasa por el lado como una película que avanza. Paseos así y la buena compañía del grupo renuevan el espíritu.
Lamentablemente, la cadena me jugó una mala pasada y no logré batir el record de no pisar tierra en las subidas. Sino fuera por ese negro y engrasado engranaje (que ni idea de cómo se regresa a su lugar) podría haberme jactado de que esta vez “no me había bajado de la bicicleta”, en fin… estuve a un paso.
Las chicas del grupo hemos mejorado, el Melado nos espera y “no vamos a desteñir”, llegaremos dignamente y con la cara llena de risa, claro que antes queremos que José Miguel cumpla con la clase práctica de “pequeñas reparaciones” que -al parecer- algún día prometió.
Esta vez, sólo hubo una parada oficial, en el puente. Obvio, con las fotos “de rigor”, por las que tanto reclama José Miguel. Ricardo prefirió no probar denuevo para no quedarse con otra pieza menos (recuerden que perdió un pedazo de su máquina la última vez) mmm… Hay algunos muy buenos para perder cosas, Rossana sus frenos, Ricardo parte de su máquina, Paty esta vez quiso aligerar la carga y dejar botada su mochila… en fin cosas que se van quedando en el camino.
Hubo caídas y alergias que todos sentimos, espero que ya estén bien.
Tenemos un ciclista “Montañoso” que cada vez está más urbanizado y ya es parte del MCUT, ojala nos siga acompañando.
Yo feliz porque Humberto está encantado con esto de las bicicletas, ya adquirió casco y bicicleta, que por estos días llegará a Talca y anoche no paraba de hablar de la salida de la mañana.
También, nos acordamos de aquellos más teóricos: Bárbara y Walter-Valter, los extrañamos, pero bueno ya los veremos en otro tipo de eventos.
Lo nuevo y bueno de esta salida fue la incorporación de un nuevo integrante: El carro de Ricardo, espectacular ¡!! Pudimos cargar todas las bicicletas en él… lamentablemente, sólo algunos tuvimos el privilegio de irnos en auto y llegar antes, ojalá pati, don Héctor y Pablo no hayan tardado mucho en estar en sus hogares.
Me quedé pensando y creo que el carro de Ricardo nos será muy útil para aquel día que concretemos “ese asado campestre” que me muero de ganas de hacer. Imaginen todo un carro para llenar con cooler, platos, parrilla, carbón y con todos los complementos de un buen asado. Total ¡!
Bien Ricardo, viva el carro y ojalá los días con sol nos sigan acompañando.
Claro está que todos le tenemos miedo al agua.
Esto de los paseos se convierte cada vez más en un vicio.
Debo reconocer que hasta por minutos se me olvida eso del turismo gastronómico y sólo pienso en el botellón de agua y seguir pedaleando. Hasta comienzo a perderle el miedo a las subidas (descubrí que cuando viene una cuesta, no hay que mirar más allá de un metro de la rueda delantera, así no te das cuenta de cuánto falta para terminar, me pasa que si miro… veo lo mucho que falta y me muero de ganas de lanzarme a tierra…)
Una vez más repetimos la ruta a Vilches, esta vez en versión sólo matinal y en plan búsqueda de nieve; por lo tanto, no estaba contemplado llegar hasta Talca en bicicleta, ganas, entusiasmo y energía no faltaban, sólo escaseó el “tiempo” (bien muy preciado entre la gente tan importante como lo son los miembros del Movimiento de Ciclistas Urbanos de Talca)
Los más fanáticos -como de costumbre- llegaron antes y subieron en bicicleta, nosotros los alentamos desde el bus, que esta vez venía repleto de gente, por tanto, nuestras queridas bicicletas no gozaron de un puesto privilegiado dentro de la micro y debieron irse en el techo, así sin nada afirmándolas, sufrios todo el camino pensando en que tal vez llegábamos con un par menos. No pasó nada, bien.
El chofer y el dueño del bus ya nos conocían de la vez anterior, e incluso manifestaron “su preocupación por los frenos de la bicicleta de Rossana” y nos preguntaron si ya estaban reparados (recuerden que cuando subimos el 21 de mayo, los frenos de Rossana se fueron cayendo por trozos) en fin… “para mojar un poco la camiseta” decidimos pasar la barrera de la CONAF y pedalear un poco mientras esperábamos a los más madrugadores que venían subiendo.
Estuvo bueno el mini paseo, la inmensa cuesta que nos esperaba logró fundirnos en menos de la mitad y la instancia sirvió para sacar un gran stock de fotografías y bueno también nos hizo comenzar a pensar en la paila de huevos que nos esperaba “donde TOÑO”… Sí sí, ya sé que no era Toño, lo siento ¡!, siempre ando cambiando los nombres. Resultó que “Don Tito” no tenía gallinas, por lo tanto, tampoco huevos y bueno tampoco era sordo como yo pensé (je- je).
Es necesario avisar para que nos esperen en grande. El café estuvo tan bueno como la vez anterior, claro que los sandwich anduvieron “guateando”, pero para la próxima llevamos una gallina ponedora o una palta bajo la manga.
La bajada, como siempre: espectacular ¡!!
Ahora podíamos apreciar los cerros nevados, el olor a aromo, eucaliptos, pino y el río con más agua que de costumbre. Lindooo… impagable la sensación del viento golpeándote en la cara y el verde que pasa por el lado como una película que avanza. Paseos así y la buena compañía del grupo renuevan el espíritu.
Lamentablemente, la cadena me jugó una mala pasada y no logré batir el record de no pisar tierra en las subidas. Sino fuera por ese negro y engrasado engranaje (que ni idea de cómo se regresa a su lugar) podría haberme jactado de que esta vez “no me había bajado de la bicicleta”, en fin… estuve a un paso.
Las chicas del grupo hemos mejorado, el Melado nos espera y “no vamos a desteñir”, llegaremos dignamente y con la cara llena de risa, claro que antes queremos que José Miguel cumpla con la clase práctica de “pequeñas reparaciones” que -al parecer- algún día prometió.
Esta vez, sólo hubo una parada oficial, en el puente. Obvio, con las fotos “de rigor”, por las que tanto reclama José Miguel. Ricardo prefirió no probar denuevo para no quedarse con otra pieza menos (recuerden que perdió un pedazo de su máquina la última vez) mmm… Hay algunos muy buenos para perder cosas, Rossana sus frenos, Ricardo parte de su máquina, Paty esta vez quiso aligerar la carga y dejar botada su mochila… en fin cosas que se van quedando en el camino.
Hubo caídas y alergias que todos sentimos, espero que ya estén bien.
Tenemos un ciclista “Montañoso” que cada vez está más urbanizado y ya es parte del MCUT, ojala nos siga acompañando.
Yo feliz porque Humberto está encantado con esto de las bicicletas, ya adquirió casco y bicicleta, que por estos días llegará a Talca y anoche no paraba de hablar de la salida de la mañana.
También, nos acordamos de aquellos más teóricos: Bárbara y Walter-Valter, los extrañamos, pero bueno ya los veremos en otro tipo de eventos.
Lo nuevo y bueno de esta salida fue la incorporación de un nuevo integrante: El carro de Ricardo, espectacular ¡!! Pudimos cargar todas las bicicletas en él… lamentablemente, sólo algunos tuvimos el privilegio de irnos en auto y llegar antes, ojalá pati, don Héctor y Pablo no hayan tardado mucho en estar en sus hogares.
Me quedé pensando y creo que el carro de Ricardo nos será muy útil para aquel día que concretemos “ese asado campestre” que me muero de ganas de hacer. Imaginen todo un carro para llenar con cooler, platos, parrilla, carbón y con todos los complementos de un buen asado. Total ¡!
Bien Ricardo, viva el carro y ojalá los días con sol nos sigan acompañando.
Claro está que todos le tenemos miedo al agua.
Saludos,
Pamela.-
posted by Pablo A. at
11:43 a. m.
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